martes, 23 de mayo de 2017

Ráfaga de viento,
voluntad del inminente invierno
Un dios callado... horizonte añil crepuscular

Surca el paisaje su sutil látigo de brisa,
te golpea a ti, intruso en el tiempo, en su trampa:
eres el único ser andante de la estampa

Estático el ambiente...
quietos los edificios, tenue vaho de farolas quietas
Perenne suelo, de paseos caducos
Aquellos andares por estas losetas,
historias antiguas, algunas secretas,
sobre este asfalto de añejas grietas...

Hoy es antípoda de estío 
El verano ausente, fotografía muda
Un álbum que duele abrir
Recuerdos de medio lustro impresos en colores,
desgastados bajo las sobremesas de nueve mil soles
Papel quemado,
durante décadas la luz orbital deterioró las siluetas de una familia
Foto que condena al tiempo, tiempo que condena la vida
La observo
Trato de escucharla
Su silencio es estremecedor
Me grita a los ojos 
Sostiene en un puño a mi corazón 
Sombras de una era de color
En sepia todo quedó 
Se escuchan lejanos ecos de aquellos picnics en la arena
Mi madre luce un saque de voleibol 
Mi padre surfea el viento
Ya forma parte de otro tiempo...
La orilla se congela

Se corta el aliento 

Demasiadas anécdotas las que pasan al olvido
Demasiado entender por qué se han ido
nuestros seres queridos 
Demasiado dolor

Olvidar elegimos

El pasado, tan lleno y añorado... frente a esta nueva playa desierta
Hostil yermo, más un retiro para mi espíritu
Camino sin rumbo
En esta tardenoche invernaria
no veo un alma por estas calles de muchedumbres quinceañeras
Quince, quién los cogiera...
El pasado me vocifera
Pero el eco sólo devuelve silencio... a este treintañero

El presente y su misterio

Adoquines que observan, por nadie hoy pisados
Sólo yo 
Todo está vivo... pero ni una vida alrededor
Barrio al mar, en septiembre se calma
Octubre ya arropa
Noviembre me llama...
Paseo nocturno por este parking fantasma

Cristal tintado, 
negro espejo el que me ofrece un vehículo solitario
Mi alter ego tenebroso en la negra ventana,
sobre su oscuro reflejo de laguna, mi cara empantanada

Mirarte al espejo
sin amada...
desgarrará tu existencia 

Mi recelo animista
dotando de humanidad esta arquitectura,
buscando en ella a la perfecta criatura:
la niña me sonreía
Pero sólo era imaginación mía en esta calle vacía

Este monumento singular, sin lugar, llamado ciudad...
la doto de alma,
por ser la única que me mira, que me habla
La ciudad callada y su mapa
En mis pupilas se apartan

Su plaza a la que voy para luego irme,
su mirador al mar al que tarde acudo,
mirador donde sólo consigo ver recuerdos que se diluyen
Hasta quedar sólo yo

La bahía se calla...
Cádiz, ese vislumbre en la noche
Mis ojos la conocen
Con Rota se desvanece
Mi villa, de cal blanca
Mi capital, tacita de plata
Ambas se callan

Negras las aguas...

Negra y fría la bahía
se vuelve galáctica 
Duerme la Atlántida 
Tiempo de ruinas,
atrás su era gélida 
Suspiro ancestral, arqueología épica
Surco en mis retinas caducas la eternidad de las estrellas
Aún tan lejos y les capto diferencias
En esta era moderna
donde todos son réplicas
Huyo a la mar cósmica
tras respuestas auténticas 

"Tiritan azules los astros a lo lejos"
sin más atisbo que su luz inútil
Se aferran al abismo del horizonte sutil
Me llama una voz interna...
más nadie me llama en este retiro:
Todos los que me acompañaron están ahora en ningún lugar
Ni todos
tus amigos juntos evitarán tu soledad,
ni tú la de ellos
La calle no es lugar donde buscar limosna
Hostil hábitat para esta ánima
Trato de abrigarme el alma
Farolas quietas, mis pies errantes
Caos en calma
Mi demonio interno buscando el alba

Tiniebla de otoño 

Alquimista de vítores y errores
Traté de domar mis sentires canalizando pensares
Pensares que siempre estarán, 
en cada navidad de chimeneas oscuras...
de chimeneas derruidas,
derruido el hogar, aquel salón es ruina

No dejaron ni el adónde mirar para recordar,
arrebataron un trozo de vida,
años cayeron a la deriva...
velas consumidas...
Nochebuena sin familia... ya todo es historia

Una abuela desahuciada a la memoria

La muerte y su gloria
Vidas sucedidas, el subeybaja de una noria

Relativa la edad, cumplir años no marca trayectoria
Días de pesar... noches de euforia
La mañana resacosa
Emociones que no encuentran anestesia
Este trauma llamado vida no me lo arrebata ni la amnesia

De repente un laberinto
Desorientación
Bajes o no la guardia
perderás de vista el sol
Siempre vuelve el descontrol
Sólo sabrás no saber nada 

Sabiduría disipada en la sombra, no hay lugar para lo aprendido
Volverás a ser discípulo del desconcierto
Y tu conocimiento, un desconocido...
Lo vivido, parecerá un invento
Una ficción al azar, sin sentido...

Dudarás de nuevo...
y de viejo 

Cederás ante el cosmos

Soy exnovio del mundo
Levito en mi condición extraterrena
Me cansé del suelo
A veces amante de nadie, bóveda oscura sin luna que me hable
Velo negro
Vida holográfica, quimera tridimensional
Pupila en fase r.e.m. sacudiendo la psique
Poesía sin fin, versos amontonados, que concluyen sin solución
Un tuareg difuso en el viento nocturno
Escribo sin sacar nada a cambio
Sólo ando...

Mi demonio sigue buscando

Y este dios llamado invierno... siempre callado
Otro otoño ha pasado
Cada época de frío, vivo regido por lo incierto
Cada año sueño
y aguanto despierto

Y siempre un final...

tan abierto...